KIA Picanto X-Line. El urbano surcoreano se apunta al segmento crossover
La evolución de KIA es patente en cada apartado de sus coches. El KIA Sportage es un éxito de ventas rotundo, el KIA Cee´d es uno de los más apreciados en el segmento de los compactos y ahora con el lanzamiento del bonito KIA Stinger, demuestran capacidades y ambiciones. Aunque no se olvidan de sus inicios en Europa, momento en el cual coches como el KIA Picanto tuvo mucha importancia por sus ventas.
El Picanto, un pequeño urbano cuyas aspiraciones se centraban en ofrecer un transporte económico, fácil de conducir y fiable, se lanzó al mercado en el año 2003. Desde entonces, ha ido ganando calidad, imagen y equipamiento hasta llegar al modelo actual, que se encuentra muy lejos de la primera generación en todos los sentidos.
Realmente, el pequeño KIA Picanto ha ido siguiendo la senda marcada por el devenir del segmento, por los rivales y por los gustos de los conductores. Ha ganado fuerza en su diseño, ha mejorado comportamiento y ahora, se adentra entre los miembros del segmento crossover más pequeño del mercado con una variante que sin duda, entra por los ojos por su logrado diseño.
Los crossover juegan una baza casi centrada por completo en el apartado visual. Son coches de imagen y aunque luzcan protecciones en la carrocería o una suspensión con algo más de altura respecto al suelo, sus capacidades fuera del asfalto no son para tirar cohetes. De hecho, por lo general son completamente nulas, montando suspensiones, ruedas y frenos pensados para circular casi en exclusiva por carretera.
No obstante, son coches que circulando por poblado tienen muchas ventajas, como esa altura libre al suelo extra. Así, los cada día más numerosos badenes, los baches en la carretera y los típicos desniveles que encontramos en muchas calles pasan a un segundo plano.
Así, el KIA Picanto X-Line, este nuevo integrante de la familia urbana de KIA, aumenta su distancia al suelo en 15 milímetros. También añade protecciones de plástico en los laterales de la carrocería y nuevos paragolpes simulando protecciones metálicas. Las llantas son nuevas y en general, la imagen del coche gana mucho y se hace más robusto.
Bajo el capó se esconde el tricilíndrico 1.0 T-GDi de 100 CV y 172 Nm, que permite una aceleración de 0 a 100 km/h en 10,1 segundos y homologa un consumo de 4,5 litros de media. Lo que no está nada mal, aunque también ayuda mucho los escasos 993 kg que pesa todo el conjunto.
En el habitáculo se añaden detalles específicos y el equipamiento incluye casi todo de serie, dejando pocas cosas en opción. De serie tiene luces de día LED, faros antiniebla, una pantalla táctil de siete pulgadas de tipo ‘flotante’, cámara de marcha atrás o conectividad con Android Auto o AppleCar Play.